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lunes, 25 de mayo de 2009

Algo muy grave va a sucederle a este pueblo

Mi queridísima amiga Rosi me envió esta historia de Gabriel García Márquez hace unos días.

Creo que esta historia, en estos tiempos que corren da en qué pensar.

Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de 17 y una hija de 14.

Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación.

Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde:

`No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo´.

El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice:

`Te apuesto un peso a que no la haces´.

Todos se ríen. El se ríe. Tira la carambola y no la hace.

Paga su peso y todos le preguntan qué pasó, si era una carambola sencilla

Y él contesta: `es cierto, pero me ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi madre esta mañana sobre algo grave que va a suceder a este
pueblo´.

Todos se ríen de él, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde está con su mama, o una nieta o en fin, cualquier pariente, feliz con su
peso dice y comenta:

-Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla porque es un tonto.

-¿Y porqué es un tonto?

-Porque no pudo hacer una carambola sencillísima estorbado con la idea de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo.

Y su madre le dice:

- No te burles de los presentimientos de los viejos porque a veces salen.

Una pariente oye esto y va a comprar carne. Ella le dice al carnicero:

`Deme un kilo de carne´, y en el momento que la está cortando, le dice: Mejor córteme dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo
mejor es estar preparado´.

El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar un kilo de carne, le dice: `mejor lleve dos porque hasta aquí llega la gente
diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando cosas´.

Entonces la vieja responde: `Tengo varios hijos, mejor deme cuatro kilos...´

Se lleva los cuatro kilos, y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata a otra vaca, se vende toda y se
va esparciendo el rumor.

Llega el momento en que todo el mundo en el pueblo, está esperando que pase algo.

Se paralizan las actividades y de pronto a las dos de la tarde.

Alguien dice:

-¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo?

-¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!

Tanto calor que es pueblo donde los músicos tenían instrumentos remendados con brea y tocaban siempre a la sombra porque si tocaban al sol se les caían a pedazos.

-Sin embargo -dice uno-, a esta hora nunca ha hecho tanto calor.

-Pero a las dos de la tarde es cuando hace más calor.

-Sí, pero no tanto calor como ahora.

Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz:

`Hay un pajarito en la plaza´. Y viene todo el mundo espantado a ver el pajarito.

-Pero señores, siempre ha habido pajaritos que bajan.

-Sí, pero nunca a esta hora.

Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.

-Yo sí soy muy macho -grita uno-. Yo me voy.

Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde todo el pueblo lo ve.

Hasta que todos dicen: `Si este se atreve, pues nosotros también nos vamos´.

Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo.

Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice: `Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa´, y entonces la incendia
y otros incendian también sus casas.

Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, le dice a su hijo que está a su lado:

vio m´ijo, que algo muy grave iba a suceder en este pueblo?´

ESTO SE LLAMA PROFECÍA AUTO-CUMPLIDA.

No hagas caso del rumor...

No seas tú mismo un instrumento para crear el caos...

Tratemos de construir, no de destruir.

6 comentarios:

Esteban dijo...

El corre ve y dile, nunca me ha gustado.
Un beso.

Astarté dijo...

Veo que a mis chicas de las columnas o no les ha interesado mucho la entrada o no saben qué comentar...
¡Ja,ja!

Pienso que la profecía autocumplida es una de las cosas que más nos afecta, por lo menos a mí.

Empiezas pensando que algo te va a salir mal, por ejemplo, y, debido al estrés que te producen estos pensamientos, al final te acaba saliendo mal. Es decir, que una/o misma/o, con pensamientos negativos, puede influir en que las cosas no salgan como hubiese querido.

También pienso que muchas veces, las noticias que oímos en los medios de comunicación nos van predisponiendo a actuar de cierta manera y los problemas acaban agravándose.

Por ejemplo, cuando fue la huelga de transporte, seguramente, intentamos todos/as tener siempre el depósito de nuestros coches lleno y comprar más alimentos que de costumbre. Actuando de esta forma (consumiendo más de lo habitual), junto con la huelga, acabamos empeorando las consecuencias de ésta.

Y por ejemplo, ahora, con el tema de la crisis creo que está pasando igual.

No sé si me he explicado bien.... Pero a esto me quería referir con la historia.

Un beso.

Teletusa dijo...

Queridísima Astarté, ya sabes que aunque no te comentemos, siempre andamos por aquí...

Perdona mi dejadez, pero entre el trabajo, que estoy a tope, gracias a Dios, y mi crisis existencial, tengo poco tiempo y pocas ganas de escribir mis mamarrachadas de turno...pero no te preocupes...volveré pronto..juajuajuajuauuu

Besosss

Astarté dijo...

Por supuesto que siempre estás ahí, para lo que sea...

Y si lo que tú escribes son mamarrachadas....Mejor me callo.

Espero que con la inyección de positividad de anoche haya mejorado tu crisis.

Besos

Teletusa dijo...

Pues si que mejoró mi crisis...ahora entiendo perfectamente el porqué de mi existencia...jaja

Besos

Astarté dijo...

Es que siempre viene bien un rato con nuestra querida Lidia y sus historias de reír por no llorar...