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jueves, 11 de diciembre de 2008

Lo más importante de mi vida (6ª y última parte)

Cuando vi la cara del niño me di cuenta que debía de volver lo antes posible por el. De camino para Sanlucar decidí que lo más rápido y lógico era volver para Sabinillas, ya que en Sanlucar tenía muchos recuerdos con Marina y además no tenía a nadie y en sabinillas tenia a mis padres y a mi hermana que seguro que me echaría una mano con el niño. Así que puse camino para Sabinillas y cuando llegue a casa de mis padres les di la noticia, se pusieron muy contentos, así que decidí que mientras que yo buscaba una casa en sabinillas nos quedábamos en casa de mis padres, yo en mi antigua habitación y el pequeño en la de mi hermana. Llegue tarde era una tarde lluviosa y con mucho viento de levante, decidí de acostarme pronto para así al siguiente día poder ir a Sevilla al recoger al niño.
Al otro día amaneció un día bueno, sin viento y sin lluvia. Cuando me levante pensé que asía años que no daba un paseo por la playa después de una levantera, así que decidí de darlo antes de partir para Sevilla. La playa estaba muy plana y la arena dura y por toda la arena había resto de todo lo que había sacado el mar con la levantera, entonces recordé que de niños solíamos los días así ir a la playa a buscar tesoros que podían a ver sacado las olas del mar, lo más que encontrábamos era pelotas y cosas viejas pero pasábamos un día muy bueno jugando a buscar tesoros en la playa.

Estando dando mi paseo por la playa me llamaron, que en unas semanas se presentaba el libro sobre mi vida que donde quería que fuera la presentación, yo dije que por supuesto en sabinillas, ellos me dijeron que le parecía bien que ya buscarían un hotel para hacer la presentación del libro y me llamarían. Mientras que hablaba por el móvil vi a lo lejos la figura de una chica que iba paseando con su perro, cuando se iba acercando me di cuenta que era Belén, salí corriendo para abrazarla, nos abrazamos y nos sentamos en la arena para hablar de nuestras cosas, le conté que había adoptado un niño y que por la tarde iba por el, ella se alegro por mi y me dijo que seguíamos siendo vecinos que si necesitaba una mano con el niño que contara con ella, y le pregunte ¿ vecinos? ¿Tú no te fuiste a Málaga a vivir con tu novio? Si pero no nos iba bien y decidí hace varios meses ya volverme para el pueblo y empezar una vida nueva, entonces por aquí nos veremos le dije y nos despedimos. Volví para Sevilla y cogi a Oscar, me despedí de la directora y me deseo suerte.
Cuando íbamos llegando a Sabinillas el niño me dijo que al principio prefería ir sin gorra, sin gafas y sin pintar la cara que tenia susto y prefería que al principio no lo vieran. Yo le dije vale. Yo era algo que imaginaba así que se lo había dicho a mis padres que eso podía pasar. Llegamos a casa y yo le dije a mis padres aquí esta Oscar pero no se puede ver así que ya lo veréis otro día, el es invisible. Mi padre dijo que bien yo tenia ganas de conocer a alguien invisible, así fueron pasando los días y el niño fue cogiendo más confianza con la familia, ya decidí que era hora de llevarlo al colegio así que fui al colegio y lo apunte, hable con el y le dije que el lunes ya tenia que ir al colegio, era jueves así que le quedaban cuatro días. Se puso triste, el pensaba que un colegio era un sitio como de donde el venia, yo le explique que no, y que además era el mismo colegio donde yo había ido.
A todo esto Belén la veía casi todos los días y muchos días solíamos ir juntos al parque a llevar a niño, el niño se había echo buen amigo de su perro, el perro se llamaba Leto. Era un perro muy noble y juguetón el se subía en lo arto del perro como si fuera su caballo y yo de mientras aprovechaba para hablar con Belén, seguía tan guapa y simpática como siempre, pero lo que me seguía gustando más de ella era su forma de ser era una chica muy amable y buena con los demás.
El niño cogió pronto confianza con ella incluso algunos días se iba solo con ella y el perro a pasear por la playa, era con la única persona que asestaba de ir sin que yo fuera. Llego el primer día de clase, fui a llevarlo a clase y por camino el niño empezó a llorar yo le prometí que no lo iba a dejar allí, que eso era un colegio y que tenía que ir para aprender muchas cosas y poder ser alguien de provecho en la vida, y que si el quería para que viera que no lo dejaba allí yo lo esperaba fuera en un sitio donde el me pudiera ver desde la ventana de clase, el me dijo que vale pero que iba sin pintar para que no lo vieran, yo le dije que me parecía muy bien.
Así pasaron las semanas y yo tenía que quedarme en la puerta del colegio esperando que saliera Oscar. Al cabo de dos meses ya el niño se acostumbro al colegio y poco a poco yo podía irme de la puerta. El niño empezó a coger amistad con los demás niños y dejo de pensar que era invisible. El pensaba que ya se había curado y que no era invisible y que por eso la gente hablaba y jugaba con el, en unos meses paso de ser un niño solitario y triste a ser un niño alegre y juguetón con todo el mundo.
Casi ya terminando el curso un día me llamaron que mi libro estaba listo y que la presentación era en el hotel del pueblo, yo tenia que ir para ver el sitio y hacer un ensayo por que esa noche era la presentación. Ese día no pude ir a recoger a Oscar así que fue mi padre, el niño al ver que yo no estaba se asusto mucho y empezó a llorar, no quería ir con mi padre quería que yo fuera, mi padre le dijo que yo no podía que tenía cosas que hacer, ese día al llegar a casa mi padre con el niño dio la casualidad que estaba allí un inspector del centro donde estaba el niño antes, para ver como se encontraba el niño.
El niño al ver al inspector se asusto mucho y echo a correr llorando sin que nadie lo pudiera coger, el pobre niño pensó que yo no lo quería y que venia para llevárselo. Me llamaron y fui corriendo asía la casa, me contaron lo sucedido. Y que nadie lo encontraba.
Yo pensé de donde podía estar y me acorde que algunos días habíamos ido a pasear por la playa después de una levantera y le había contado que yo con su edad iba con mis amigos por allí a buscar tesoros y que después no íbamos y nos subíamos en la torre de la sal para mirar si venían los piratas por nuestros tesoros. Así que cogi corriendo por la playa y fui para torre la sal, detrás mía y sin dadme cuenta salio también corriendo Belén. Llegue y como había imaginado estaba el allí en todo lo arto de la torre y hacía viento sentí mucho miedo ya que era un niño delgadito y el viento lo podía tirar. Le grite que no se moviera que yo subía por el, el estaba llorando y muy asustado yo creo que yo aún estaba más asustado que el, subí a cogerlo y cuando llegue arriba me miro llorando y me dijo " ¿PAPA POR QUE NO ME QUIERES Y ME QUIERES DEVOLVER?" Era la primera vez que me decía papa, sentí algo que no había sentido nunca, lo cogí en brazos y le dije; Te quiero más que anadie en esta vida y nunca me separare de ti.
Llego mi padre con su coche y le dije que me llevara al hotel, fui al hotel y les dije que suspendieran la presentación del libro que el libro no valía, por que en el libro no salía mi hijo y para mi era lo mas importante que me había sucedido y mi vida, que mi vida no estaría bien contada sin que el apareciera.
Llego el verano y como no mi cumpleaños, hacia 14 años que no lo celebraba ni en mi pueblo ni con mis amigos, decidimos hacer una morraga, esta vez ya casi todos iban con sus mujeres y con sus niños yo también lleve a mi hijo. Después de comer todos nos sentamos en el fuego a contar cosas como siempre solíamos hacer antes. A mi lado estaba sentada Belén, cuando llevábamos un rato contados cosas le dije a Belén que si quería bañase en el mar, me sonrió y me dijo que le daba susto, yo le dije que no se preocupara que yo la cogería y la protegería me dijo que si, me levante y le di la mano para levantarla y ya no me soltó la mano asta la orilla allí nos abrazamos y nos bañamos. Al volver para casa y sobre las tres de la mañana y con Oscar en los hombros y Belén cogida de mi mano al pasar por la puerta de la iglesia, le dije ¿sabes por que hoy no te he besado en la playa? ella risueña me dijo no, pues no lo se. Me puse de rodillas mirando asía la iglesia y con Oscar en los hombros y le dije; porque antes de besarte Oscar quería hacer una pregunta, con voz alta Oscar le dijo, Belén; ¿Quieres ser mi madre?
Esteban

lunes, 1 de diciembre de 2008

Lo más importante de mi vida (5ª Parte)

Los días se hacían interminables y no llamaban, pero éramos muy felices ya quedaba poco para que nos dieran el niño, ya nos habían dicho que era un niño y que tenía 6 años. Yo fui con mi coche para sabinillas para decírselo a mis padres que sería un niño y que ya no tardaría mucho en dárnoslos. Marina se quedó en Sanlucar e iría para sabinillas al siguiente día.

Llegó el siguiente día y yo estaba en casa de mis padres esperando que llegara, pero no llegaba Marina. Ni contestaba al teléfono móvil. Hasta que llegó un policía preguntando por mi, me temí lo peor. Salí y le dije que si pasaba algo, me dijo que si que mi mujer había tenido un accidente de coche y estaba en el hospital en Cádiz y estaba grave. Salí rápido para Cádiz pero para cuando llegué ya estaba muerta, la vida se me vino encima. Cuando pasaron un par de semanas del accidente me llamaron de una editorial por si quería escribir un libro sobre mi vida, yo respondí que si, dijeron que me mandarían a un escritor que me irá haciendo preguntas para así ir escribiendo mi vida.

Al mes de la muerte de Marina me llamaron desde la residencia de los niños que ya tenía concedido el niño y que ahora tenía que empezar a ir a ver al niño para que se fuera acostumbrado a nosotros y si el niño nos aceptaba que ya no lo podíamos traer, eso duraría unas dos o tres semanas según el niño. Yo no dije nada de lo sucedido a mi mujer. Y le dije que iríamos para el centro en unos días.

Fui para ver a mis padres y contarles que ya podía ir por el niño, pero también era para pedirles sui opinión, también le pregunte a mi hermana que ella tenía dos, ella me dijo que ser padres era muy duro para dos contra más uno solo. Pero me dijeron que era algo muy personal y que esa decisión la debía de tomar yo solo que era algo muy personal. Yo decidí que iba a ir a ver al niño pero que aún teniendo muchas ganas de ser padre le diría a la directora del centro que no acogería el niño. A pesar que había decidido de no acoger el niño me fui para Sevilla y reservé una habitación en un hotel de Sevilla y cerca del centro donde estaba el niño para una semana.

Llegó el día de ir a ver al niño, y fui para el centro para hablar con la directora y decirle lo que había pasado con mi mujer, mi sorpresa fue que cuando llegue la directora me atendió y me dijo, hola Jesús pensé que no vendrías, ya que me entere por las noticias de lo de tu mujer y pensé que ya no vendrías para adoptar el niño. Me quede en blanco por un momento, pero le dije que venía para decirle lo que había pasado y que no quería ya adoptar el niño, pero que pensaba que era mejor decírselo en persona que por teléfono. Mirando para el patio del centro le pregunte que si me podía decir quien era el niño que me habían concedido, y me volvió a responder que no era una tienda de animales que se miraba y si me gustaba me lo llevaba, la mire y le dije que para mi era algo muy serio y que me dolía mucho no aceptar al niño, pero que mi estado de ánimo no era el adecuado para criar a un niño seré la puerta y me fui.

Al pasar por el patio una niña rubia se me acercó por la espalda y me tiró de la chaqueta, me giré y le dije ¿que quieres guapa? Ella me dijo en voz baja, ¿tu eres Jesús? ¿El futbolista? Si, y ella me dijo, ¿Por que no te llevas a Oscar? ¿Por lo de tu mujer? o ¿porque no te gusta el niño?. Por lo de mi mujer, ¿tú como que lo sabes? y ¿conoces a Oscar? Por la tele y aquí todos los niños nos conócenos y nos dicen cuando vienen por nosotros para que lo sepamos, aquí son muy buenos todos con nosotros. ¿Tu me dirías quien es Oscar? Claro es aquel niño que esta allí solo contra la pared ¿y por que esta solo? le dije, por que el piensa que es invisible y que nadie lo ve, piensa eso porque ya han venido varias veces por él y nadie se lo lleva, y el dice que es por no lo ven. También dos veces se lo han llevado y lo han devuelto.

Me fui triste y pensativo, algo me retenía y me quede en la calle viendo el patio y sobretodo a Oscar. A partir de saber su nombre ya era distinto, ya el niño tenia nombre. Al siguiente día también fui y me atreví a entrar en el patio y intentar ver a Oscar, el estaba en el mismo sitio que el día anterior y también estaba solo, me acerque y le dije Hola Oscar, el me dijo ¿como sabes que estoy aquí? ¿si nadie me ve? yo conteste; por que me lo han dicho pero claro yo no te veo, pero siempre he querido ser amigo de alguien invisible. Al siguiente día volví a ir, esta vez le llevaba dos regalos, uno era una pelota y el otro una barra de pintura negra. Me acerque a donde el estaba y pregunte en voz alta, ¿donde estas Oscar? el en voz muy baja me dijo aquí donde siempre, y ¿que traes? ¿Es para mí?, le dije si es para ti, te traigo una pelota para poder jugar contigo y una barra de pintura negra para que te pintes la cara y así poder saber donde estas para echarte la pelota, el niño sonrió y me pregunto de verdad que quieres jugar conmigo, si claro podemos jugar, y entonces se volvió a poner triste y me dijo que entonces por que no me lo quería llevar, pero que lo entendía nadie lo quería por que era invisible. Algo me partió el alma y me dolió mucho más que esa patada que me rompió la pierna. De inmediato supe que ya ese niño era parte de mi vida y que ya lo quería.

Me fui a hablar con la directora y le dije que si todavía podía adoptar al niño, ella me dijo que si estaba seguro y yo le dije que nunca había estado tan seguro de algo en mi vida. Ella me dijo que si, que todavía no había no había devuelto los papeles que algo por dentro le decía que me quedaría con el pequeño, pero que tenía que seguir las pautas establecidas que durante un tiempo el niño debía de seguir en el centro y que yo podía ir a recogerlo por el día para sacarlo fuera y estar con el asta que el niño se acostumbrara a mí. También me dijo que Oscar era un niño difícil, ya que era un niño que había sido rechazado varias veces y tenía miedo. Yo le dije que no se preocupara que intentaría ganármelo.

Al siguiente día fui a buscarlo y para mi sorpresa estaba donde siempre, pero tenía la cara pintada para que pudiera verlo y así poder jugar con el, mi sorpresa fue tan grata que asta se me saltaron las lagrimas, estuvimos un rato jugando ala pelota en el patio. También estuvimos un buen rato hablando y me dijo que el antes no era invisible que era normal, pero que se hizo invisible sin darse cuenta. Le dije; Oscar mañana es sábado y juega el Sevilla al fútbol te quieres venir a verlo conmigo al campo, el niño dijo que si. Que el nunca había visto un partido de fútbol en el campo. Esa tarde al igual que todas las anteriores me quede fuera mirando lo que asía el niño, esta vez el niño se movió de su sitio y fue a donde estaban los otros niños y empezó a jugar con ellos a la pelota, cuando lo vi correr detrás de la pelota y de los demás niños me sentí el hombre más feliz del mundo.

Al siguiente día fui a recogerlo y le llevé una gorra y unas gafas de sol, también una barra de pintura pero esta vez de color carne, le dije que se pusiera la gorra para que así viera su cabeza y que en vez de negro que se pintara del color de carne y también que se pusiera las gafas para así poder ver los ojos. Salimos y pasamos una tarde genial después del fútbol fuimos aún restaurante para comer algo y luego llevarlo al centro. El niño apenas hablaba cuando estábamos juntos pero cada día que pasaba se le notaba más feliz y a gusto conmigo. Así llevábamos varias semanas y cada momento que pasaba sin el se me asía interminable, era muy raro pero cierto un niño triste y de pocos amigos había conseguido que a pesar de todo lo que me había pasado volviera a ser feliz. Creo que a mí me hacía más falta su compañía aún que a el la mía.

La directora me dijo que ya estaba listo el niño, que cuando yo no estaba preguntaba por mí, así que ya podía llevármelo para casa , pero eso si que si en dos meses me arrepentía podía volver a dejarlo en el centro y que también en ese tiempo tendría visitas para comprobar si el niño estaba bien. También ese día la directora me dijo que el cambio del niño había sido muy bueno desde que me conoció, pero que si el niño sufriera otro abandono que sería muy doro ya para el niño, le dije que no se preocupara que eso no sucedería. Yo le dije que tenía que ir unos días a mi casa y prepararla para su llegada que como tenia pensado de no acogerlo no prepare nada , pero que en tres o cuatro días como mucho volvía por el para llevármelo, y que estuviera tranquila que no me arrepentiría que no podía vivir sin el crío. Se lo dije al niño que volvía a casa para prepararle su dormitorio y volver por el ya para siempre. Se puso triste y en su cara se veía que tenía miedo que no volviera.

Esteban.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Lo más importante de mi vida (4ª Parte)

Ya con 26 años y, casi, terminando la temporada, en un partido, entre Real Madrid-Barcelona, yo estaba jugando y nos jugábamos la liga. Tuve la mala suerte de que un jugador del otro equipo, para evitar una entrada mía por la banda derecha, se olvidó del balón y se fue directamente para mi rodilla. Nada más darme la patada, sentí que me la había roto y un dolor increíble.
Me quedó la rodilla hecha polvo y una lesión de mínimo un año de recuperación. Se me vino el mundo abajo, incluso, en los periódicos, decían que probablemente no volvería a jugar más al fútbol. Me tuvieron que hacer varias operaciones en la rodilla y, ese verano, no pude ir para Sabinillas, porque me tenía que quedar en Madrid para mi recuperación.
Ese cumpleaños, todavía, fue peor que ninguno de los anteriores que había pasado en Madrid, puesto que estaba solo en Madrid, con 40 grados de calor y en un hospital.
Cuando empecé la recuperación, en octubre, conocí a una chica. Era una de las enfermeras que había en el centro de recuperación. Hicimos pronto amistad. Esta chica era de un pueblo de Cádiz (Sanlúcar). Creo que, el que fuera andaluza, facilitó que nos hiciéramos amigos. Me encantaba escucharla hablar, ya que tenía un acento andaluz muy marcado y bonito, además, como buena gaditana, era muy simpática y guapa. También, siempre andaba canturreando por los pasillos, era una chica muy alegre. Llego el día que me dieron el alta de la recuperación y ya tenía que irme para prepararme y entrenar con mis compañeros de equipo. Antes de irme, tuve el atrevimiento de llamar a la enfermera:

- ¿Marina puedes venir? Mira, mañana, me voy de aquí y, pensarás que es un atrevimiento, pero me caes muy bien y me gustaría tener tu número de teléfono, para, así, poderte llamar y verte de vez en cuando. Me siento muy bien hablando contigo.

Ella sonrió y me dio su número. Empezamos a vernos con frecuencia y pasamos a ser algo más que amigos, hasta que llegamos a salir juntos y nos fuimos a vivir a una casa que tenía yo a las afueras de Madrid. Todo empezó a ir bien, lo único que no mejoraba era mi pierna, así que decidí dejar el fútbol. Ya tenía 28 años y llevaba casi 2 años con Marina.

Mi vida empezaba a ser muy aburrida y falta de ilusiones. Después de hablarlo con Marina, llegamos a la conclusión de buscar un hijo. Eso me hizo muy feliz y volvió a llenar mi vida de ilusión.
El problema era que pasaban los meses y los meses y ella no se quedaba en estado. Fuimos a varios médicos y, los médicos decían que no había explicación, que tanto ella como yo éramos fértiles y podíamos tener niños. Así que sería el extre (stress) o algo parecido, que si cambiábamos de aires, lo mismo, teníamos más suerte, así que ella dejó su trabajo, nos compramos una casa en Sanlúcar y nos fuimos allí a vivir. A mí, me venía muy bien, puesto que tenía también una casa en Sabinillas y quedaba cerca, a menos de dos horas en coche, así que estábamos entre Sabinillas y Sanlúcar. Así estuvimos dos años y ella no se quedaba embarazada.
La relación iba peor, quizás sería porque no se quedaba embarazada, pero nos queríamos y seguíamos juntos. Después de hablarlo mucho, decidimos adoptar un/a niño/a y, si venía uno/a nuestro/a, pues mejor.
Nos informamos y nos fuimos a un centro de acogida que hay en Sevilla. Pedimos allí información y nos atendió la directora del centro, una mujer de unos treinta años y que, también, había sido una niña abandonada, y antigua integrante del centro. Nos atendió y nos dijo que adoptar un niño era una cosa muy seria, que no era como ir a la tienda de animales y comprar un animalito, fue muy directa con nosotros. Yo le dije que era algo que habíamos pensado y que teníamos muy claro. Nos dijo que si queríamos un niño recién nacido teníamos que esperar de 3 a 5 años; ahora, si acogíamos a un niño/a entre 3 y 7 años podía ser cuestión de meses. Así que, después de pensarlo, decidimos que no podíamos esperar y que nos daba igual que fuera un niño entre 3 y 7. Nos dijo que miraría nuestra solicitud y que, en unas semanas, nos contestarían si nos concedían en niño.
Tardaron poco, y a la semana, nos dijeron que nos concedían el niño, que ya se pondrían en contacto con nosotros para darnos las pautas que había que seguir para adoptar al niño, y que le lleváramos un papel del juzgado donde demostrara que estábamos casados.
Le dijimos que no, que nosotros no lo estábamos, y nos dijo que eso llevaría más tiempo y tardarían más en entregarnos el niño. Así que decidimos casarnos. Fue muy rápido, así que fue en el juzgado y casi sin nadie, fue una boda familiar. Ya estaba todo, sólo quedaba esperar al tan deseado niño.
Esteban

sábado, 22 de noviembre de 2008

Lo más importante de mi vida (3ª Parte)

Todo iba redondo: estaba con la chica que siempre me gustó y, encima, me pagaban por jugar al fútbol más que muchos hombres ganaban en un mes trabajando, y como ya no dependía económicamente de mis padres pues podía algún que otro día invitar a mi novia a cenar o comer y también le podía regalar cosas. Cada día estábamos más enamorados y nos queríamos más.
Estaba llegando ya el final de temporada y un día, al llegar a casa, vi que mi padre tenía una sonrisa en la cara que no era normal y, al llegar, se vino para mí y me dio un abrazo.

- Jesús han llamado a casa, ¿SABES QUIÉN? ¿No?

- Dime.

- Ha llamado el ojeador del Real Madrid y quiere que te vayas la temporada que viene al Madrid, vamos, al segundo equipo, al Castilla.

- Le dije seguro: ¿no será una broma de alguien?

- No, no, mañana tarde vienen a hablar contigo.

Inmediatamente llamé a Belén y le dije que quería verla, que le tenía que decir algo muy importante. Quedamos en una plaza de Sabinillas y se lo dije. Me abrazó y empezó a llorar.

Le dije: - ¿Qué te pasa? ¿No te alegras por mí?

Ella me dijo: - Por ti me alegro y la noticia es genial, pero seguro que dejas de quererme y que te olvidas de mí.

Yo le dije: - No digas eso, siempre te voy a querer y nunca me olvidare de ti.
Llegó finales de junio y me tuve que ir para Madrid, para empezar la pretemporada con el Castilla. Mi sorpresa fue que el entrenador del Real Madrid pidió que hiciera la pretemporada con el primer equipo.
Todo iba mejor de lo esperado, lo único malo, que cuando terminaba de entrenar y mis compañeros se iban para sus casas, yo me iba solo para un piso en Madrid y ahí me acordaba mucho de mis amigos y mi familia pero, sobretodo, a quien más añoraba era a Belén. La echaba mucho de menos, y las horas al teléfono eran interminables.
Por una parte era feliz por todo lo que me estaba pasando, pero también estaba triste porque no estaba con mi gente. Así pasaban los días, uno tras otro. Ella me llamaba y me decía que me echaba de menos y que no quería salir con nuestros amigos y nuestras amigas. Yo la animaba para que saliera y no se quedara en casa.

Llegó el que, hasta entonces, siempre había sido un día muy feliz para mí, el día de mi cumpleaños. Pero este era distinto; aparte de ser mi cumpleaños, era el día en que hacía un año que estaba con Belén. Yo estaba solo en Madrid y recordando a mis amigos. Casi todos me llamaron para felicitarme, pero, para mí, fue un día muy triste.
Empezó la temporada y ya, entre los entrenamientos y los partidos, empezaron a hacérseme los días menos largos. Todo iba bien, así pasaron dos años y, cada vez, podía ir menos a casa y veía menos a Belén. Tanto ella como mis padres venían de vez en cuando a verme.
Este año, ya con 19 años, y después de haber jugado varios partidos ya con el Real Madrid, me hicieron ficha con el Real Madrid y ya era para todos jugador del Real Madrid y una de las mejores promesas del fútbol español. Ese año ya empecé a viajar más con el equipo y a ver menos aún a mi gente y a Belén.
Futbolísticamente hablando, todo me iba muy bien: era fijo tanto en el Madrid como en la selección. Lo que empezó a ir mal fue mi relación con Belén. Nos veíamos muy poco, y ella no se quiso venir a Madrid porque yo estaba poco en casa y ella se quedaba sola. Con el tiempo, se fue enfriando le relación hasta que decidimos dejarlo, pero seguimos siendo amigos.
Esteban

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Lo más importante de mi vida (2ª Parte)

Ese verano ya era juvenil y estaba entrenado con el equipo de juveniles del pueblo. En ese equipo estaban casi todos mis amigos y nuestras amigas y novias venían los domingos a vernos jugar. Por primera vez, cuando metía un gol, tenía a mi novia para dedicárselo. Por supuesto, el primer gol de esa temporada, se lo dediqué a ella; vamos, el primero, el segundo…

Todo era perfecto: por las mañanas, la veía en el instituto del pueblo, por la tarde, entrenaba con mis amigos y, algunas tardes, después de entrenar, quedábamos para vernos; pasábamos mucho tiempo juntos. Fue una época muy feliz de mi vida, puede ser que una de las mejores; yo vivía en una nube.
Yo estaba haciendo una temporada muy buena: era titular y estaba jugando muy bien. Un domingo, jugábamos en Estepona contra los juveniles del Estepona y, sin yo saberlo, el entrenador del Estepona, que estaba en 2ª B, fue a ver el partido y también para verme a mí jugar. Después, me enteré de que ya lo había hecho varias veces.

Ganamos el partido y yo metí un gol e hice un buen partido. Cuando terminó el partido y salíamos de la duchas, me llamó un hombre: - Jesús, espera, que quiero hablar contigo. ¿Sabes quien soy?

Yo le respondí que no.

- Soy Fernando, el entrenador del Estepona de 2ª B, llevo varios partidos siguiéndote y me gustaría que te vinieras a entrenar una semana con nosotros y a ver si llegamos a un acuerdo para que te quedes con nosotros en el Estepona. No podía creérmelo. Ese equipo ya era un equipo de fútbol profesional y mi sueño era ser futbolista. Se lo dije a mi entrenador y me dijo que ni me lo pensara y mi padre me dijo igual. Así que, el martes, ya fui a entrenar con ellos y a la semana ya tenía la ficha y podía jugar con ellos.

Era todo genial; el único problema era que veía menos a Belén, pero aún así, la veía bastante y los domingos que jugaba en Estepona venían a verme ella y todos mis amigos. Empecé a jugar con el Estepona un poco antes de las navidades.
Después de las navidades, el entrenador me pidió que me cambiara de instituto y me fuera al instituto de Estepona que estaba al lado del campo de fútbol ya que así podía entrenar algunos días por la mañana.
Yo dije que no, que ya había dejado a mis amigos de los juveniles y que no quería ahora perder los amigos del instituto. De todas formas, se lo dije a mi padre, ya que él era el que tenía que llevarme y recogerme todos los días para poder ir a entrenar.
Me dijo que no me cambiara que a él no le importaba llevarme y que era mejor que no perdiera mis amigos. Yo le di las gracias por entenderme.
Llegó el día del primer partido con el Estepona y toda mi familia y mis amigos estaban en las gradas y, como no, también estaba Belén; iba tan guapa como siempre. El partido empezó mal para el Estepona, perdíamos en el descanso 0-2. El entrenador me dijo en el descanso que calentara, que saldría en la segunda parte. La gente me veía calentar y en las gradas se preguntaban que quién era el 15 del Estepona, y que si el mister iba a meter a un crío para solucionar el partido.

Entré en la segunda parte y, en la primera jugada que cogí la pelota, me hicieron penalti: 1-2. En la siguiente jugada que cogí la pelota, fue en la banda y llegue hasta el área, chuté y metí el 2-2. Entonces alguien de la grada gritó:- ¿Quién es ese chico? ¡Es genial!

Y mi tío, que antes se aguantó, cuando escuchó algunos comentarios al yo entrar, no dudó en gritar: - ¡Mi sobrino y este que está aquí, el padre!

Desde ese partido, ya fui entrando más en el equipo hasta ser titular y el Estepona casi no perdió ningún partido. Así transcurrió la temporada.
Esteban

sábado, 15 de noviembre de 2008

Lo más importante de mi vida (1ª Parte)

Esta historia es de un chico de Sabinillas. (PRIMERA PARTE)
La historia empieza en verano, era el día de mi cumpleaños. Cumplía 16 años.

Ese día, para celebrar el cumpleaños, decidimos hacer una moraga por la tarde-noche en la playa.

Ese día, un amigo me dijo que tenía mucha suerte porque mi cumpleaños era en verano, que el suyo era en invierno y hacía frío y lo tenía que celebrar en su casa y no podía invitar a muchos amigos.
Ese día en el cumpleaños éramos unas 30 personas, entre los amigos del pueblo y los amigos que venían desde pequeños a veranear a mi pueblo. La fiesta empezó sobre las 8 de la tarde, y cuando llegamos entre todos encendimos un fuego y también encendimos la barbacoa, para empezar a hacer la carne.
Cuando terminamos de comer, nos sentamos todos juntos alrededor del fuego. Siempre procurábamos de sentarnos al lado de la chica que nos gustaba. Yo me senté al lado de Belén, que era la chica que me gustaba desde pequeño. Todos empezamos a contar cosas: historias, chistes.... Cuando ya habían pasado varias horas le dije a Belén(la chica que me gustaba) que si nos bañábamos en la playa.

Ella me dijo, sonriéndome, que le daba susto bañarse de noche en la playa.

Yo le dije: - No tengas susto, que voy yo contigo y si quieres te agarro para que no tengas miedo.

Me dijo: - Vale.

Me levanté y le di mi mano para levantarla. Ya ella no me soltó la mano y fuimos andando hasta la orilla para bañarnos. Entre el fuego y la orilla había unos 30 metros, pero fuimos hablando mientras los demás nos miraban. Para mí, fue el mejor paseo de mi vida hasta entonces. Cuando llegamos a la orilla, la cogí en brazos y ella me rodeó el cuello con sus brazos y nos metimos en el mar. Empezamos a jugar en el agua y, sin darnos cuenta, nos besamos.

Yo le dije que me gustaba desde pequeño, que ya en párvulos mojaba el babero con mi baba cuando la miraba. Le salió una sonrisa y nos volvimos a besar y nos abrazamos de nuevo. Yo le prometí amor eterno. Cuando terminó la moraga, y al acompañarle a su casa, pasamos por la iglesia del pueblo y yo la paré y, mirando para la iglesia, le dije: - Algún día nos casaremos en esa iglesia los dos.

Ella sonrió y me dijo: - Eso espero.

Cuando llegué a casa, no podía dormir. Había besado a la chica de mis sueños y encima, habíamos empezado a salir.